sábado, 28 de abril de 2007

Como jugar al ajedrez en linea

¿Sabe usted por qué ahora los genios del ajedrez son cada vez más jóvenes? Bueno, entre otras cosas ellos tienen una ventaja con la cual muchos de nosotros no contábamos cuando empezamos a jugar al ajedrez.

Para ser realmente bueno en ajedrez hay que trabajar mucho. Pero, como muchos de los grandes maestros sostienen, se aprende mucho más de nuestros propios errores. Y los errores más grandes los cometemos cuando jugamos.

Yo llegué al ajedrez por casualidad, cuando fui a acompañar a un amigo. En principio me pareció un juego de lo más aburrido. Tenía nueve años y me parecía que a todos los rivales les iba a ganar haciendo el mate del pastor. Jugaba lo que me parecía y sin planes. De manera que el ganaba por azar.

Meses después, en un sábado soleado que no voy a olvidar jamás, llegó el turno de jugar al ajedrez en serio. Un torneo rápido que se definiría en un solo día a siete rondas. Ese día vi como los jugadores más destacados del club se llevaban los mejores trofeos y eran aplaudidos por sus familias y al día siguiente salían en el diario.

Yo quería tener trofeos y ser campeón.

Durante los meses que siguieron compré libros y revistas y aprendí mucho, pero mucho más de lo que sabía. Y mi visión y entendimiento del juego cambió. Empecé a entenderlo más y a disfrutarlo mucho más.

Con el transcurso de los meses mi habitación se llenó de trofeos y recortes de diarios. Pero yo quería más, quería ser mucho mejor.

En el año 1992 nos llegó al club una invitación para jugar un torneo nacional por equipos. Para formar parte de ese equipo de 4 tableros había que jugar un clasificatorio muy largo con jugadores de las ciudades más cercanas.

Jamás pensé que iba a lograrlo porque era más chico que la mayoría de los competidores. Sin embargo en la mitad del torneo me di cuenta de que tenía grandes posibilidades y jugué una de las partidas de las que estoy más orgulloso.

Jugué con el que sería el primer tablero del equipo. El les ganó a casi todos los que se enfrentó. Y digo casi porque perdió conmigo.

Hoy lamento no tener la planilla donde anoté esa partida. Pero la sensación tan maravillosa de ese momento no me la voy a olvidar jamás. Recuerdo que estaba sentado en el primer tablero del salón de juegos conduciendo las piezas negras.

Tenía mucho miedo. Llevaba buenos puntos pero pensaba que al tocarme con el que era el puntero del campeonato iba a perder y por lo tanto los que estaban debajo de mi posición me iban a sobrepasar en puntos y yo iba a perder el sueño de jugar un torneo nacional.

Sin embargo, la partida resultó ser muy pareja. Y como muchos de ustedes que juegan al ajedrez saben, lo más difícil es ganar una partida que deberíamos ganar.

Todo parecía indicar que íbamos a hacer tablas. Pero en ese momento se me ocurrió hacer algo.

La dama de mi rival estaba en g3 creo. Y su rey en g1. Y su casilla e2 estaba libre y sin defender. Supongo que la dama estaba en g3 porque el se dispondría a montar un ataque sobre el flanco de rey. Lo que hice fue ignorar los avances suyos en el flanco de rey y concentrarme en el flanco de dama.

Miré durante largo tiempo el flanco de dama y supongo que el comenzó a preguntarse que estaría viendo yo.

Entonces tome un caballo y lo puse en d4 (creo) y en el fulgor de la batalla mi rival pensó que yo había subvaluado el ataque él estaba montando sobre el flanco de rey. Un peón suyo estaba amenazado y él no lo defendió, porque su próxima jugada de ataque prácticamente me dejaba sin defensa.

Pero…

Detalles.

El ajedrez es un juego donde los detalles son muy importantes. Es un juego donde las cosas generalmente no son lo que parecen. Y una sola pieza es suficiente para hacer estragos en la posición del rival.

Eso hizo mi caballo. No comió el peón que supuestamente amenazaba. Sino que se posó sobre e2 y dije con el pecho hinchado de alegría. ¡Jaque!

La cara de mi rival se transformó. Había perdido su dama. La pieza clave de su ataque. Después se rindió.

Mi rival era muy bueno. Pero cometió un error muy importante que cometemos todos alguna vez. Subestimar al rival.

En ese torneo clasificatorio quedé en el tercer puesto y participé de un campeonato nacional de ajedrez. Y allí me di cuenta de que era yo muy bueno en mi ciudad. Pero me faltaba aprender mucho como para hacer frente a jugadores de mi misma edad.

La diferencia estaba en que ellos competían todos los días con jugadores muy fuertes en los clubes de la capital.

Y yo en mi pequeño pueblo siempre me enfrentaba con los mismos. Llega un momento en que conocemos tanto a nuestros rivales que dejamos de enfrentarnos a cosas nuevas.

Seguimos ganando, sí. Tenemos tantos trofeos que ya no sabemos ni donde ponerlos, pero como dejamos de enfrentarnos a cosas desconocidas dejamos de equivocarnos. Y como no nos equivocamos no aprendemos.

Por eso jugar al ajedrez en línea es tan importante. Ahora el club local ha sido remplazado por el mundo entero.
Tu hijo que juega al ajedrez puede jugar con españoles, colombianos, o chicos que compiten en los mejores torneos nacionales.

Existen muchos sitios como estos. En muchos de ellos, a medida que vas ganando partidas acumulas puntos de ranking y te puedes enfrentar a jugadores más fuertes.

Y para el progreso de nuestro juego eso es impagable.

¿Que esperas para jugar al ajedrez en linea?

Gracias por tu visita.